"INVESTIGACIÓN Y PRACTICAS DANZARÍAS DEL
CARNAVAL DE BARRANQUILLA"
Por: MONICA LINDO DE LAS SALAS
Docente de la Universidad del Atlántico
Grupo de investigación CEDINEP.
(Ponencia realizada en el Congreso Internacional del Folklor realizado en Cartagena. Octubre de 2.013)
El grupo de Investigación CEDINEP de la Universidad
del Atlántico, posee dentro de sus líneas de investigación la relacionada con
Danza y el Carnaval, y de ella se han venido emprendiendo trabajos encauzados a
la descripción de los procesos de formación en la danza paralelo a la
investigación que pretende efectuar una reconstrucción histórica de la danza
misma en la ciudad, realizando historia de vida e indagaciones sobre la
trayectoria y aporte de las figuras más representativas de la expresión
dancística.
En este abordaje investigativo de las huellas de la
danza en Barranquilla, ha sido fundamental la contextualización cultural en la
cual se encuentran inmersos no solo la población objeto de estudio, sino el
mismo investigador. Por ello entender el concepto de ciudad, reconocer el
desarrollo histórico de la misma y sobretodo reflexionar sobre sus
manifestaciones culturales identitarias, en este caso su carnaval y las
manifestaciones que hacen parte de ella, son los puntos de partida sobre los
cuales se encauza el presente escrito.
Como investigadores, CEDINEP tiene claro que la
forma como se emprende un proceso investigativo determina una concepción de realidad,
y configura las metodologías a emplear en el decurso factico de la
investigación. De allí que identificar la pertinencia de un estudio bien sea
desde la perspectiva empírico analítica, histórico hermenéutico o critico social es fundamental ya que los
“instrumentos” a implementar en cada uno de ellas no serían los mismos, por
cuanto tienen una identidad epistemológica que le debe ser coherente.
En este estudio, abordar a Habermas
a partir de la propuesta centrada en la
racionalidad comunicativa, ha sido fundamental, por cuanto se pone en evidencia
que todas las acciones humanas están mediadas por el lenguaje, el trabajo y la
interacción en el mundo de la vida, y que estas a su vez develan unos intereses
que iluminan esas acciones (técnico, practico
y emancipatorio) relacionados con
unas ciencias o saberes: El saber empírico analítico, el saber histórico
hermenéutico y el saber critico social.
J. Habermas
no supone legítimo que se reduzca el ser humano a la racionalidad de la técnica
y la tecnología, es decir, la razón instrumentalizadora, por ello se refiere al
saber empírico como aquel que
pronostica a través de la observación controlada (experimentos), el éxito de
los procesos surgidos a partir de dichas observaciones. Aplicando
lo expuesto por la Teoría de la acción
comunicativa, los fenómenos se explican y definen desde el tipo de concepción de realidad o
interés que ilumina las acciones del docente.
Aplicando
esta perspectiva a las acciones formativas relacionadas con la danza, se parte
de entender las actuaciones basadas en el control de los fenómenos, la
unidireccionalidad en la relación sujeto -objeto, en la verticalidad de las
relaciones con el estudiante (interés técnico), donde se toma el movimiento como lo
“enseñable”, el instrumento que “educa”, donde el estudiante se convierte en un
“repetidor” de las acciones motoras demostradas por el docente “instructor”,
sin llegar a un análisis consciente de la acción y mucho menos, a ser él mismo quien plantee un definición a
partir de su vivencia, porque todo está escrito, existen manuales, reglamentos,
procedimiento y hasta manual de ejercicios que si bien son justificados como
eficientes ejemplos de cómo hacer las cosas con el menor esfuerzo, desembocan
en una inevitable pérdida de oportunidades de pensar formas distintas de hacer,
reproducir o de aprender todo lo
relacionado con la actividad motora, sea esta de carácter estético, recreativo,
formativo o competitivo. Son estas
algunas de las actuaciones formativas presentes en las dinámicas internas de
las agrupaciones del Carnaval, donde las relaciones director – ejecutante se
dan de manera unidireccional. El interés técnico allí presente devela “ese
componente de la cultura universal que sintetiza las categorías, las
legitimidades, las instituciones y los bienes materiales creados para la
valoración del ejercicio físico con el fin de perfeccionar el potencial
biológico e implícitamente espiritual del hombre[1]”.
En este sentido, la reflexión
teórica conlleva a una mirada instrumental de la formación dancística, lo que
escasamente contribuiría a un desarrollo de las estructuras cognitivas de los
estudiante o miembros de una agrupación,
que posibilite el análisis, la crítica o la innovación.
El saber histórico hermenéutico por su
parte, no solo describe y explica los fenómenos acontecidos sino que los
interpreta; cuando la educación en la danza es abordada desde el
interés práctico, en particular desde el campo de la hermenéutica, su
intencionalidad deja de centrarse en el control, pero privilegia la
interpretación, o como expresa Dilthey, la
hermenéutica se resume a la conjugación de tres palabras: “experiencia,
expresión y comprensión”. Se aborda
entonces la formación dancística, como un campo desde la cual es posible llegar
a la comprensión del movimiento y a la explicación
del mismo en un contexto social y cultural.
En
la medida que pueden explicarse los usos del movimiento, su razón de ser en los diferentes ámbitos (estético,
competitivo, recreativo, formativo), así mismo puede educarse, y el movimiento entre otros usos, se
emplea para la formación en valores, la
adquisición de competencias sociales, el
manejo de los impulsos agresivos, y lo cual se da sobre todo en el ámbito
escolar Blázquez (2.010). Los anaqueles universitarios están llenos de títulos
de trabajos de grado, donde los estudiantes investigadores asumen las prácticas
corporales como una estrategia para comprender una determinada situación
conflictiva, estudio devenido de la experiencia del investigador en el ambiente
escolar observando, describiendo e interpretando, para luego proponer
alternativas de solución del hecho problemico. (“La danza como estrategia para el mejoramiento de la convivencia en
los estudiantes del colegio XX.). Desde este punto de vista, la
hermenéutica en la educación corporal, es un método a tener en cuenta en la
práctica artística, donde la fusión de horizontes instructor - bailarín, o maestro
-interprete , se convierte en la única inteligilidad posible, o en un consenso
único, procedente del dialogo.(Sérgio.2003[2]).
El saber crítico-social,
asume la formación en danza desde su
estatus de “disciplina” cuyo campo de estudio es el movimiento, desde el cual
es posible pensar las acciones motoras,
las capacidades físicas, cognitivas y afectivas de manera integral, en aras de
construir una mejor calidad de
vida en todos los contextos, donde el fenómeno pasa de ser
“observable” a ser parte importante en la medida en que se constituye en el
centro de la transformación social, que puede ser superado, innovado, de
acuerdo a las necesidades y conflictos existentes en la comunidad.
El papel del
estudiante tal y como lo entiendo es el de un activo constructor del
conocimiento a través de la interacción con los demás y a través de las
experiencias y oportunidades significativas, a veces compartidas y otras
individuales. Es así como el /ella pueden llegar a descubrir, indagar sobre el
mundo de la educación….. Los/las estudiantes son más que meros receptores
pasivos, son sujetos que contribuyen y coparticipan en la construcción critica
del conocimiento propio y de los demás capaces de tomar decisiones sobre
procesos de adquisición del mismo.[3]
La educación corporal se vale de los aportes
devenidos desde otras ciencias, naturales o humanas, pero desde el enfoque crítico, el profesional de la
danza, asume la educación danzaría, como
una necesidad a desarrollar a nivel individual y también colectivo, para lo
cual parte de pensarse no solo así
mismo, sino las acciones que en conjunto
ayudan a desarrollar y ejercitar en los demás.
Por lo cual no debería asumirse al margen de la propia vivencia como
experiencia previa, (es importante saber investigar para enseñar a investigar,
bailar para enseñar a bailar) y con una dinámica formativa que pueda ir más
allá de la mera imitación para llegar a la reflexión y la innovación.
Hablar
de la formación en danza implica una reflexión alrededor del tipo de bailarín,
interprete o sujeto que se quiere generar, el cual debe estar preparado para
asumir los retos no solo de un mundo globalizado, sino cada vez más competitivo
en el que la creatividad, el ingenio, el liderazgo, la autonomía y la capacidad
de innovar es fundamental para poder desarrollarse profesionalmente.
Los
discurso pedagógicos deben estar íntimamente relacionados con el discurso del
cuerpo por cuanto cada maestro, educador, instructor se convierte en un ejemplo
vivo, cuyas practicas pedagógicas y actos pedagógicos vivenciados día a día con
los estudiantes, deben ser repensados, con el propósito de caracterizarlos y
determinar su pertinencia histórica.
La investigación en torno al carnaval
El
efectuar un proceso de reconstrucción histórica de la danza en Barranquilla ha
conllevado a emprender el estudio del carnaval como hecho cultural cargado de
una riqueza folklórica, pero también de expresiones propias de la
contemporaneidad. Es así que la investigación deriva en unos acontecimientos
que se centran en la necesidad de reconocer la historia de la ciudad misma, el
establecimiento de la llegada del carnaval a Barranquilla, la identificación de
expresiones y manifestaciones tradicional y vislumbrar las amenazas a las
cuales se expone la fiesta y sus expresiones carnavaleras.
Para abordar un tema de gran trascendencia como el
Carnaval de Barranquilla, es necesario reconocer la historia misma de la
ciudad, entendiéndola dentro del marco de un territorio sui generis, que ha
crecido bajo el aporte de los que a ella llegaron para poblarla y convertirla
de Villa a Ciudad, erigida de manera espontánea y natural, por lo que no se le
atribuye nombre de conquistador alguno a diferencia de otras ciudades del
Caribe colombiano como Cartagena o Santa Marta.
Una de los momentos vitales en este desarrollo
histórico, lo constituyo la época Republicana, tiempo durante el cual
Barranquilla se convierte en puerto estratégico para la exportación del Café,
ingreso de la aviación, la radio, el correo entre otros acontecimientos que la
hicieron acreedora al nombre de Puerta de Oro de Colombia. Allí en medio de ese
crecimiento próspero y desmesurado, vio llegar a emigrantes de otros lugares de
Colombia, pero también de países como Alemania, Italia, Francia, Líbano,
Israel, Estados Unidos quienes trajeron consigo sus costumbres, sus formas y
prácticas de comercio, sus gustos arquitectónicos, pero ante todo su arte y cultura, incorporándolas a la
construcción del estilo cultural de la ciudad y por ende dando inicios a la que
fue declarada como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la
Humanidad, como lo es el Carnaval.
Al
respecto BELL LEMUS afirma que: Cuando
Colombia empezó a exportar café y Barranquilla se convirtió, especialmente
Sabanilla en 1.849 y luego el muelle de Puerto Colombia en 1.866, en el
principal puerto exportador de Colombia y también importador porque llegaba
mucho contrabando, era el mundo de la ilegalidad, el mundo donde la gente podía
expresarse y podía sentir diferente a lo que la colonia tradicional había
querido. Esta condición luego permite, a principios de siglo, que seamos
nosotros el principal Puerto exportador de Colombia y que hasta 1.935
Barranquilla sea la parte pionera por donde entra la modernidad; es decir, todo
el proceso de modernización, todo el proceso de conversión laica comienza a
darse en la ciudad de Barranquilla, es mas en Barranquilla el catolicismo no
asienta tanto como en el interior del país, por ejemplo el caso de Antioquia.
De esta manera, Barranquilla poco a poco se
convirtió en la ciudad líder y motor de
actividades que trajeron consigo progreso y desarrollo al país. Este proceso
contribuyó al surgimiento, enriquecimiento y desarrollo del carnaval,
aportándole diversos elementos etnoculturales de los cuales se puede precisar su origen a través de los diversos
afluentes o flujos que le nutrieron. Gracias a este sincretismo que da lugar a
todo un universo mágico de costumbres y tradiciones, se hizo posible la
construcción de la fiesta Carnavalera.
Barranquilla presenta su mayor crecimiento comercial
e industrial hacia mediados de 1870, lo cual deja entrever la configuración de
dos grandes sectores sociales: aquellos de la clase "pudiente" y quienes hacían parte del
"pueblo". Pero por lo general
el liderazgo organizativo de la fiesta estuvo a cargo de la naciente
"burguesía" que hacía alarde de todos sus conocimientos y de
las costumbres de sus ancestros que venían impregnadas de todo el aire europeo.
Afirma Edgar Rey Sinning Hacia
1.881 se sabe que existió el Primer Rey de un Carnaval, cuyo nombre es don José
Enrique de la Rosa, de filiación conservadora, quien años más tarde obtuvo el
apodo de “De la Rosa, el pobre”, este título para diferenciarlo de otras
familias con el mismo apellido, pero ricas.
Este nombramiento trae por ende la lectura del
primer bando a través del cual se
autoriza la celebración carnavalesca. El
Bando evoca las antiguas costumbres
Españolas cuando los servidores de la
Real Corona anunciaban a través del "Bando público" las últimas
disposiciones y comunicados del Virrey.
Hoy día en el Carnaval de Barranquilla
éste es leído con la utilización de términos burlescos, picarescos y
jocosos.
Principales
afluentes que dan origen al carnaval.
Se
afirma que el cinturón costanero fue el
primero en colonizarse y en dar lugar a asentamiento urbanos, alguno de los
cuales se encuentran entre los más
antiguos de Colombia. El departamento de Bolívar, a diferencia del resto de los
departamentos del Caribe, presenta el panorama cultural quizás más complejo
porque en ella el mestizaje iniciado por el cruce entre el blanco e indígena se
ramificó hacia el mulataje, por mezclas de blanco con negro agrandándose a su
vez a zambaje entre indígena y negro, aunque en mucho menor grado.
Octavio
Marulanda plantea que los remanentes de las tres razas conservan sin
embargo, varias de sus características, pero hay un evidente predominio de los
ancestros africanos cuyas manifestaciones más sobresalientes se encuentran en
la música y los instrumentos de percusión sumados a los cantos a capella
(tonadas fonemáticas, zafras de cultivo, zafra de difunto, alabaos, loas,
canciones de cuna, cantos de lumbalú, velorio y vaquería).
Así
mismo se hacen evidentes elementos como los instrumentos musicales, como los
tambores que en su mayoría reviven la tradición africana. Las supervivencias
indígenas se circunscriben en buena parte a los alimentos y bebidas a base de
maíz, ñame y yuca. Además, en muchos de los instrumentos musicales aerófonos
que desarrollan un papel melódico como las flautas de carrizo, fotutos o
gaitas; en algunos idiófonos como las maracas, sonajeros y en los tejidos de
hamacas, chinchorros, redes de pesca, cerámicas, construcción de tramados de
palma en ranchos, secaderos y cobertizos.
La
corriente europea por su parte, conformada por los conquistadores españoles
trajo consigo el idioma, la religión, las leyes, las artes del viejo mundo y
las costumbres. El espíritu español se
capta en los atuendos, adornos típicos, en las edificaciones urbanas de teja y
barro y paredes de bahareque, en la literatura oral, el coplerío y la narrativa
espontánea.
Como la misma ciudad, el Carnaval en Barranquilla se
construyó a partir del aporte cultural de los diversos pobladores de
comunidades aledañas. La gran variedad cultural de la región Caribe encontró su
asiento en Barranquilla por ser punto estratégico y en su Carnaval por ser el festejo popular de
mayor asistencia y participación masiva.
La siguiente clasificación es sustentada por las
investigaciones realizadas por el folklorista Carlos Franco
quien plantea básicamente cuatro afluentes que nutren el Carnaval en
Barranquilla.
·
Por
el área de Cartagena de Indias donde
se realizaron los grandes cabildos interpretados por los antiguos esclavos africanos
y dieron lugar a danzas como: El Congo y el baile negro.
·
Del
área correspondiente a la Depresión
momposina, con influencia indígena y española, que dieron lugar a danzas
como Los Goleros, los Coyongos, los Doce Pares de Francia, las danzas de Indios,
las Pilanderas Momposinas, entre otras.
·
El
proveniente del área de la Ciénaga
Grande con influencias mestizas (indio - español) y mulatas (blanco -
español) y de los antiguos carnavales
que se celebraron en la ciudad de Santa Marta que aportaron danzas como el Caimán, las
maestranzas, los diablitos, las pilanderas y el paloteo que en sus inicios
fuera una danza de Corpus Christy, festividad que perdió vigencia al haber
cumplido con su misión evangelizadora. Esto condujo a que las danzas que se
celebraron en él, como el paloteo, quedaran sueltas y se integraran
posteriormente a los carnavales de la región.
·
Se
encuentran las manifestaciones rurales del departamento
del Atlántico con danzas características de contenido agrario y de
vivencias locales como lo son la danza de las mariposas, los negros campesinos,
los pájaros o el imperio de las aves, los ovejos, los siete colores, las
camisas, la jardinera que por su proximidad a Barranquilla se desplazaron,
algunas de ellas, con mayor frecuencia y facilidad al Carnaval.
Lo cierto es que, el Carnaval de Barraquilla es el
resultado de todo el gran aporte que en principio, proviene de las diferentes
áreas geográficas, pero que hoy, tras un largo camino recorrido y con una
profunda influencia propia del mundo global, se ha impregnado de nuevas formas
estéticas, representado por ejemplo en
las nuevas texturas y materiales para confeccionar atuendos, máscaras,
instrumentos; así como en las diferentes configuraciones coreográficas
presentes en las danzas las cuales son cada vez más pensadas en función de un
concurso; los nuevos estilos interpretativos; surgimiento de agrupaciones
danzarias o comparsas con ritmos de otros lugares del mundo y de diferentes
épocas, que evidencian un carnaval vivo y que se mueve con una interesante tensión
entre lo tradicional y lo contemporáneo.
Interesante por cuanto permite generar procesos de
reflexión y de toma de decisiones en diferentes frentes. Uno de ellos que tiene que ver con los portadores y
directores de las agrupaciones danzarias, quienes se enfrentan a estrategias
diversas que le permitan continuar con un legado; a las instituciones frente a
la forma de asumir con responsabilidad social el apoyo a las expresiones
tradicionales de vieja data y las que surgen como consecuencia de una sociedad
industrializada y cada vez más global, y a las entidades que lideran los
proyectos articulados al Plan de Salvaguarda presentado ante la UNESCO como
requisito para optar al título de “Obra Maestra del Patrimonio Oral e
Intangible de la Humanidad” concedido en noviembre del 2003.
Barranquilla adquiere justamente hoy, una gran
importancia por ser la poseer el
carnaval más importante de Colombia, al ser declarado por la UNESCO como obra
maestra del patrimonio oral e intangible de la humanidad, proceso que ha contribuido de cierta manera al
enriquecimiento y desarrollo del carnaval hoy por hoy, aportándole en gran
medida por cuanto permite propiciar una conciencia del mismo, como obra
patrimonial, pero de igual manera resultando inconveniente, ya que ante la
mirada del mundo, de turistas y curiosos, tiende a afectar la esencia misma de
sus tradiciones. He allí uno de los primeros aspectos que generan nuevas
maneras en el carnaval de barranquilla.
Danzas,
comparsas y carnaval
En el contexto carnavalero, las danzas representan la tradición, debido a su antigüedad, a su
vigencia, a la permanencia de patrones de ejecución que le identifican. Se
caracterizan por poseer un gran contenido expresivo, por recrear y dar noticias
de una gran carga mítica y mágica religiosa que además de ser su asiento de
creación, las hacen convertirse en el mecanismo perfecto para integrar y
propiciar la socialización entre los pueblos. Sus grandes posibilidades
comunicativas hacen establecer perfectamente su significación y determinar
épocas, rasgos y los componentes que en determinado momento histórico de su
creación fueron fundamentales para su aceptación, desarrollo y conservación.
De estas expresiones danzadas se efectúan unas clasificaciones que las agrupan
por afinidades y permiten facilitar los procesos relacionados con los
concursos, están son: Danzas de relación (su
historia es narrada a través de versos ej.: los pájaros, coyongos, paloteo).
Danzas Especiales (participan de manera
minoritaria en carnaval Ej: gusano, farotas). Danzas Negras (ej: son de negro, mapale, baile negro).
Las cumbia por su parte son evaluadas como una categoría especial, así como las
danzas de Congo y los Garabatos.
Las comparsas por
su parte, se constituyen en grupo de personas que se reúnen en torno a una
temática común, donde se recrean pasos y coreografías, la música es libre y por
ende el vestuario también. Por ello danza y comparsa no significa lo mismo.
Lo cierto es que, en Barranquilla el carnaval ha
sido el resultado de todo el gran aporte de las diferentes áreas geográficas,
pero también de las influencias de los medios de comunicación y el sector
productivo que han aportado nuevas formas estéticas, representado por ejemplo en las nuevas
texturas y materiales para confeccionar atuendos, máscaras, instrumentos; así
como en las diferentes configuraciones coreográficas presentes en las danzas
las cuales son cada vez más pensadas en función de un concurso; los nuevos
estilos interpretativos; surgimiento de agrupaciones danzarias con ritmos de
otros lugares del mundo y de diferentes épocas, que evidencian un carnaval vivo
y que se mueve con una interesante tensión entre lo tradicional y lo
contemporáneo.
Interesante por cuanto permite generar procesos de
reflexión y de toma de decisiones en diferentes frentes. Uno de ellos que tiene que ver con los portadores, quienes
se enfrentan a estrategias diversas que le permitan continuar con un legado en
medio de la amenaza comercial; a las instituciones, frente a la forma de asumir
con responsabilidad social el apoyo a las expresiones tradicionales de vieja
data y las que surgen como consecuencia de una sociedad industrializada y cada
vez más global, y a las entidades que lideran los proyectos articulados al Plan
de Salvaguarda presentado ante la UNESCO como requisito para optar al título de
“Obra Maestra del Patrimonio Oral e
Intangible de la Humanidad” concedido en noviembre del 2003.
Amenazas
y efectos de la globalización en las danzas de carnaval
Las danzas tradicionales, tienden a generar una
transformación intencional, no espontanea,
producto de la influencia de una desmedida comercialización de la
fiesta. Su verdadera esencia popular tiende a estar amenazadas por la necesidad
de tener que ser más “atractivas” y “llamativas”, en medio de un gran
espectáculo llamado carnaval.
Entonces, ya se piensan a sí mismas como productos
de exportación, o como elementos susceptibles de modificados por la influencia
inevitable de empresas, industrias y comerciantes que buscan posicionar sus
marcas utilizando indiscriminadamente la esencia misma de las danzas.
Que decir por ejemplo de una danza de paloteo que en
su capa o atuendo, coloca, por
compromiso comercial el logo de una prestigiosa marca de telecomunicaciones?, o
de un gorro de Congo que en cumplimiento de estos favores comerciales, lo forra
con propaganda de una importante cadena de supermercados? Y cómo olvidar que
las cumbiamberas ya no adornan su cabeza con flores para agradar a su parejo,
ubicado por lo general a su lado izquierdo, sino al público, periodistas, la
televisión, que agolpado en unos inmensos
palcos les aplauden a lo largo de un desfile por la vía 40 justo a su lado
derecho, lugar que en su cabeza ahora ocupan las flores.
He aquí una
de las principales causas de transformación, de nuevas maneras de ver la danza
en el contexto del carnaval, es decir, la danza como elemento de
comercialización o como pieza de concurso.
Pero también está la otra mirada, la de esas nuevas
expresiones danzadas que surgen en hoy, en un presente vivido y real, una
verdadera danza contemporánea que atrapa de su entorno lo que el medio le
ofrece, unas sonoridades distintas, un lenguaje corporal propio que se conjuga
con la creatividad individual y colectiva, es lo que en el Carnaval de Barranquilla
denominamos “las comparsas”.
Las comparsas traen consigo el sonar de un regueton
o champeta de moda, de la salsa que está pegada, del merengue o de la fusión
que puede llegar a conjugar una cumbia con el moderno ritmo de tectronic, trance,
entre otras y sumado a esas sonoridades, también está la corporeidad.
Se ven cuerpos que reflejan el erotismo, que semejan
pasos vistos en los videos de actualidad con el sentir Caribe, cuerpos y
movimientos cuya sustento técnico es la emoción, el sentir y la espontaneidad.
Composiciones coreográficas dinamizadas a partir de la necesidad del impacto
visual, del disfrute de un público, y alejadas de todo ritual y tradición
ancestral, justamente porque no han nacido en esa naturaleza. Todos los años cambian, como cambia la
música, la moda, el maquillaje, en fin, van hablando de hoy con sus
inmediateces y no de un ayer cargado de nostalgia.
Así como hay transformación en la danza y la música,
también ocurre en los eventos
constitutivos. Barranquilla presenta
su mayor crecimiento comercial e industrial hacia mediados de 1870 y es hacia 1.881 cuando se evidencia el Primer Rey de un Carnaval, Este
nombramiento trae por ende la lectura del primer bando a través del cual se autoriza la celebración carnavalesca. El Bando evoca las antiguas costumbres Españolas, era
cuando los servidores de la Real Corona
anunciaban a través del "Bando público" las últimas
disposiciones y comunicados del Virrey.
Hoy somos
testigos de las transformaciones, una nueva manera de vivir ese acto preliminar
del carnaval. Pasamos de tener un bando leído por un rey del carnaval, a ser leído por una reina y en este año
2010, de tener a una reina que leía sola
su bando escrito por un personaje insignia de la cultura barranquillera, a
tener una reina que en compañía de un rey momo lo lee, y no solo eso, sino que
dejando a lado la tradición en su redacción, es ella quien escribe a su modo, cada artículo del mismo.
Así como a lectura del bando, también están otros
eventos como la Batalla de flores, la gran parada que hoy se ha divido en dos:
gran parada de tradición y gran parada de fantasía. Cada uno de estos eventos
ha crecido y se ha transformado, como también lo ha hecho la ciudad en sí
misma. Hay espacios para todos, para el barranquillero carnavalero, pero
también para el que no lo es, para el extranjero, el que profesa otra religión,
para la familia, la escuela, las universidades, el sector comercial y
productivo; hay quienes trabajan para el carnaval, y quienes trabajan en el
carnaval. Todos vivencian la fiesta de diferentes formas, y en cada año la experimentan
con una mirada renovada, critica, esperando que como el Congo de Oro,
permanezca de generación en generación como un apetecido galardón que no pierde
vigencia.
La
dicotomía en el Carnaval de si éste es un espectáculo público o una fiesta
tradicional ha generado la realización de múltiples mesas de trabajo,
conversatorios, foros, seminarios y conferencias que dan muestra de la
preocupación de los habitantes por el futuro y el rumbo de esta festividad.
Las
danzas tradicionales se erigen sobre la responsabilidad de mantener un legado y
hablar de una época en la cual se enarboló como lo más importante. Una
tradición que nos hace reflexionar permanentemente en la identidad del
barranquillero y de una ciudad que respira cultura. Paralelamente se encuentran
las comparsas que evocan en cada carnaval, lo significativo de una época.
Las
danzas y las comparsas, como la música, los disfraces y letanías para asegurar
su permanencia y conservación se ajustan
de manera natural y espontánea a las exigencias de cada época. Unas
exigencias que deben surgir de manera natural con la misma dinámica de las
culturas y no mediada por un afán desmedido por su transformación.
En
el carnaval, cada quien lo vive de acuerdo a sus particularidades y asumiendo
su roll, están aquellos que bailan, sudan y asolean su cuerpo al compás de la
música imbuidos en la música y el licor; aquellos que dirigen su danza con sumo
cuidado y sin perder de vista cada detalle durante los desfiles llenándose de
orgullo frente a los aplausos del público; otros que “extasiados” con la magia
carnavalera, son capaces de no quitarse su disfraz hasta el miércoles de
ceniza; también quienes se “desconectan” del mundo real llenándose
de deudas, construyendo amores o sumergiéndose en el encanto y la tranquilidad
que da le saber que durante 4 días puede ser lo que quieras y disfrutar sin
parar.
El
papel del investigador.
El
Carnaval de Barranquilla es un fenómeno que adquiere su título como obra
maestra del patrimonio oral e intangible de la humanidad en el año 2003,
indudablemente que para llegar a tal designación, fue importante la
participación de un equipo investigador
comprometido con la reconstrucción histórica de aquello que estaba presente en
la fiesta, pero invisibilizado, a punto de desaparecer y vulnerable a una
rápido extinción.
Allí
el proceso de investigación fue fundamental por cuanto significo realizar una
caracterización de las expresiones que hacían parte del carnaval, pudiendo
clasificarlas y detallar los patrones básicos que le son inherentes y
objeto de salvaguarda. Sobresalen los
estudios de los sociólogos, antropólogos y pedagogos como Martin Orozco, Rafael
Soto, Edgar Rey Sinning, Carmen Meléndez, quienes han generado textos de
interés y consulta obligada para quienes se adentran a la enseñanza de la danza
y en especial del folklor.
Los
investigadores han generado escritos de gran importancia para la población en
general, algunos han devuelto de forma responsable el resultado de sus investigaciones
a los portadores, otros han generado procesos formativos que han conllevado a
que sean los mismos directores de las agrupaciones los que sean los autores de
los textos que relatan sus historias de vida (Ubaldo Mendoza con su relato sobre la Cumbia, Baltasar Sossa y la danza
de los Coyongos, entre otros.)
El
proceso de conservación de las memorias de lo patrimonial ha sido vital para la
continuidad de las mismas en las nuevas generaciones.
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